INTRODUCCIÓN A LA OBRA


"Cuando llegues al final de lo que debes saber, estarás al principio de lo que debes sentir" Jalil Gibran (1883-1931) poeta, pintor, novelista y ensayista libanés.





miércoles, 13 de septiembre de 2017

LAS FACHADAS BASTAN - Introducción


“Ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión, elocuencia. De hecho no necesita tener casas, la ciudad; las fachadas bastan. Las ciudades clásicas están basadas en un instinto opuesto al doméstico. La gente construye la casa para vivir en ella y la gente funda la ciudad para salir de la casa y encontrarse con otros que también han salido de la suya”.
José Ortega y Gasset, 1883-1955, escritor, filósofo y ensayista español.

Entre sombras y en la nada, descubro que el hogar es inventado; entre ladrillos y luces tan lejos de la vida. Y la ciudad, una gran metáfora para leer y entender.

Las fachadas bastan. Las casas no requieren de distribución interna sino del alma del que las habita. La ciudad es el ente que nos conforma como un organismo vivo.

“Somos la ciudad y somos algo distinto:
somos su pregunta y su negación,
su conciencia y su poema”
Octavio Paz, 1914-1998, poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano.

Como tal, refulgentes y mezquinas, primitivas o sorprendentes, las ciudades auténticas son un anzuelo de los ímpetus. Espesas como el pecado o livianísimas como los nimbos, todas las metrópolis encierran un enigma. Transgredir sus frontispicios o rendirse a sus hechizos son las únicas rentas para sentirla y, con algo de estrella, acaso hacerla nuestra. Descubrir la ciudad es descubrir nuestra alma.

Huidizo por naturaleza y temeroso por aptitud siempre he preferido huir del hastío  de las casas para pasear mi desánimo por las calles, bajo otros soles y observar sus fachadas; y preguntarme si están vacías o plenas, si engañan como nuevas o hay que reedificarlas.

"Es cierto que no vemos que se derriben todas las casas de una ciudad con el único propósito de reconstruirlas de otra manera y hacer más hermosas las calles; pero no menos cierto es que muchos particulares mandan echar abajo sus viviendas para reedificarlas, y aun vemos que a veces lo hacen obligados cuando hay el peligro de que la casa se caiga o cuando sus cimientos no son muy firmes. Este ejemplo me persuadió de que no era razonable que un particular intentase reformar un Estado cambiándolo todo desde los fundamentos y derribándolo para levantarlo después; ni tampoco reformar el cuerpo de las ciencias o el orden establecido en las escuelas para su enseñanza; pero que, por lo que toca a las opiniones que había aceptado hasta entonces, lo mejor que podía hacer era acometer, de una vez, la empresa de abandonarlas para sustituirlas por otras mejores o aceptarlas de nuevo cuando las hubiese sometido al juicio de la razón."


Discurso del método.
René Descartes, 1596-1650, filósofo, matemático y físico francés.

MAM

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