Co-lectura
de “El Segundo Sexo” de Simone de Beavouir (1909-1986).
La
conciencia sexuada.
“Si ya no
hay hoy femineidad, es que no la ha habido nunca” (Beauvoir).
Principio
ontológico.
”No es lo
mismo rechazar el travestismo universalista de lo masculino que rechazar todo
aquello que se presenta universalista por entender que es masculino”. La
primera interpretación genera una atinada crítica al androcentrismo mientras
que la segunda lo impide" (Celia Amorós).
"El ser
humano, o su deconstrucción lingüística hacia la liberación femenina. Ésta no
tiende a un futuro en el que los sexos desaparezcan sino, por el contrario, a
uno en el que ellos puedan convivir amistosamente y sin jerarquías sexuales" (Abellón).
"Ello no
implica abolir al varón ni a la mujer, menos aún pretender su homologación,
sino acabar con su dependencia opresora o, en términos coetáneos: “lo genéricamente
humano debe ser deconstruído” (Celia Amorós).
¿Lo
humano?...¿El ser humano?...¿La mente tiene sexo?...
"Predicar
dichas nociones de ambos sexos por su mera subsunción a la categoría de lo humano
es una formulación abstracta" (Beauvoir).
Ni machismo,
ni exacerbación del feminismo. Son estigmas. Los radicalismos son absurdos en cualquier
ámbito. Somos responsables y culpables de nuestra actitud, sin buscar justificarnos en
la distinción de géneros, no reconociendo ni admitiendo pragmáticamente que en
realidad somos diferentes. Aquí, igualdad y diversidad son términos antagonistas. Y hay que aplicar
el pragmatismo, sí, porque se opone a que los significados que tenemos
estigmatizados prevalezcan sobre nuestra inerme realidad. Y porque es en la
diferencia, así como en todas las divergencias en general, donde se encuentra
la dinámica del convivir y nuestra aceptación como mortales actores.
Dinámica, pensamiento, búsqueda, interrelación, conciencia. Propongo una eiségesis.
El verso de
la fémina y su contrauniverso.
MAM
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